La dieta keto o cetogénica incluyendo la dieta proteinada, entre las más solicitadas por la rápida pérdida de peso.
Una dieta keto mal llevada puede resultar en infartos cardiacos o cerebrales.
Durante los últimos meses, debido a tantos cambios en la rutina de la población a nivel mundial, ha habido un desequilibrio tanto en la dieta como en las actividades físicas acostumbradas; lo que ha generado un aumento de peso y de talla entre algunas personas.
Derivado de esto, ha habido gran interés por seguir dietas “de moda” que prometen una pérdida de peso rápida, sin embargo, existen riesgos a la salud de moderados a graves, si no se lleva a cabo bajo supervisión profesional. En los últimos años, se ha observado la creación de páginas web, grupos en redes sociales, entre otros, donde se comparten las bases de estas dietas, sin proporcionar un sustento científico y médico de las limitaciones, contraindicaciones y riesgos que estas conllevan.
Una de las dietas más seguidas recientemente es la dieta keto tradicional, la cual está basada en una alimentación baja en carbohidratos, moderada en proteínas, pero sobre todo alta en grasas, lo que obliga al cuerpo a generar cambios metabólicos produciendo cetonas. En esta dieta tradicional, el alto consumo de grasas es el factor que representa un riesgo.
Tanto la dieta keto, como la dieta proteinada (aunque menos conocida y utilizada) son muy solicitadas por la rápida pérdida de peso que ocasionan, lo cual en un 80%, corresponde a grasa corporal, sin embargo, al ser manejadas indiscriminadamente y sin un control médico, puede poner en riesgo la salud.
Al entrar a una dieta keto o proteinada, el compuesto orgánico que se utiliza como fuente de energía son los depósitos de grasa corporal, consiguiendo un cambio metabólico en un periodo de adaptación de 48 a 72 horas, en el cual se agotan las reservas de glucosa, para posteriormente utilizar la grasa como fuente energética, disminuyendo de manera importante el peso de los pacientes. En algunas variedades de la dieta keto, se logra una mejoría en el estado de salud, especialmente en diabéticos, hipertensos y personas con altos niveles de colesterol y triglicéridos.
No obstante, las dietas keto con un alto aporte de grasas y sin supervisión de profesionales de la salud, pueden resultar en la acumulación de placa lipídica (ateromas) en las arterias y el corazón, aumentando los riesgos de infartos cardiacos, cerebrales y vasculares. Además, al ocurrir cambios metabólicos, se expone al cuerpo a un aumento en el funcionamiento hepático, mayor filtración renal, disminución del potasio sanguíneo, entre otros, lo que puede resultar en insuficiencia renal aguda, arritmias cardiacas, taquicardia, descompensación metabólica, deshidratación o el agravamiento de enfermedades pre existentes.
Dichos riesgos, disminuyen al llevar un control adecuado por un profesional de la salud, ya que será capaz de identificar factores de riesgo, contraindicaciones y enfermedades pre existentes que pueden desencadenarse o agravarse y poner en riesgo la salud e incluso la vida de una persona al someterse sin control médico a una dieta, además de integrar o prescribir nutrientes indispensables para mantenerse en un estado de salud óptimo, ya que la carencia de estos, puede ocasionar signos y síntomas diversos, siendo los más frecuentes cefalea, calambres, debilidad muscular, disminución de la presión arterial, deshidratación y estreñimiento.
Se recomienda una dieta proteinada, la cual es similar a la dieta keto, con la diferencia de que el consumo de proteínas se incrementa y se limita la ingesta de grasas, reduciendo así los riesgos cardiovasculares. En la misma, se administra proteína de alto valor biológico de origen natural que contiene aminoácidos esenciales, para mantener el estado nutricional óptimo, evitar la pérdida de masa muscular, disminuir la ansiedad por ingerir alimentos, generar sensación de saciedad y prevenir ayunos prolongados para conseguir un metabolismo en equilibrio, logrando un adelgazamiento saludable, rápido, eficaz y controlado, que genere una pérdida de peso de hasta 5 a 8 kilos en un periodo de 28 días, dependiendo de cada caso.
Como en toda dieta, también existen contraindicaciones en pacientes con insuficiencia renal, cálculos renales, insuficiencia hepática grave, insuficiencia cardiaca, enfermedad de Addison, alteraciones psiquiátricas como trastornos de alimentación (anorexia y bulimia), pacientes que reciben medicación con diuréticos, algunos antihipertensivos y en personas que cursan con tumoraciones o que en los últimos tres meses sufrieron un infarto, mujeres embarazadas, personas insulinodependientes y en mayores de 65 o menores de 15 años dependiendo de las consideraciones médicas.
Además de realizar un historial clínico, mediciones antropométricas y exploración física, es recomendable llevar un estricto control de laboratorio que incluye biometría hemática, química sanguínea y examen general de orina, que le permite al especialista llevar un control adecuado de cada paciente e identificar enfermedades pre existentes, que requieran de un tratamiento médico adicional al nutricional (enfermedades crónico degenerativas, resistencia a la insulina, dislipidemias, anemias, hipotiroidismo, síndrome de ovario poliquístico, entre otros).
Se promueven los planes dietéticos como el inicio de un proceso de pérdida de peso, seguido de una segunda etapa de re educación de hábitos alimenticios, vitales para lograr una dieta equilibrada y balanceada, continuando con una etapa de mantenimiento, acompañada de seguimiento psicológico, emocional y de entrenamiento físico en los pacientes que lo requieran.
redacción
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