La intención.
El esquema inicial de Lapso, en Palmas, CDMX, trae consigo la sutil idea de envolver a sus comensales de tal manera, que inadvertidamente, una vez entrando a Lapso, se olviden de todo y se entreguen de lleno en las delicias que el restaurante tiene preparadas.
Mixología, música, arte, atención, instalaciones y evidentemente: gastronomía.
De la burrata ranchera al atún habanero negro. De la torre de abulón al porkbelly al pastor. Del pollo al ladrillo al dorado en costra de panko & parmesano.
Opciones, cómo en todo buen restaurante, hay. Mariscos, pastas, cortes, ensaladas, pero también posibilidades un tanto más cotidianas: hamburguesas, alitas, tomahawk y new york. Pero, no es la cotidianeidad la apuesta de Lapso sino el detalle que define la diferencia.
Fideo seco |
Y es ahí donde se podría establecer la propuesta establecida por Lapso entre ellos y sus comensales.
En el detalle el comensal tiene un mundo por explorar con Lapso. Las combinaciones son infinitas. Lapso tiene una buena barra de bebidas, una sólida carta de vinos y una gastronomía que invita a repetir visita en más de una ocasión.
Ahora. El juego sutil de la propuesta tiene sus bemoles. En la cocina legendaria se oye aquello de: "el horno tiene que estar listo". Evidentemente la referencia habla de las cocciones pero también de las intenciones.
Y Lapso tiene mucho que ofrecer pero también mucho en que trabajar. El lugar perfecto, aquel que te permite disfrutar a tope, olvidando lo demás es un espacio en que felizmente se debe de trabajar.
Tiempos, sonrisas, espacios, texturas, olores, sabores e intenciones deben de llegar a su plenitud para lograr el cometido.
Adueñémonos de la propuesta y dejemos que el tiempo transcurra y embellezca lo sugerido.
Tostadas de atún marinado con soya, mayonesa de chipotle, poro frito y aguacate |
Pollo al ladrillo |
El tiempo puede y no, definir todo.
Lapso, en Palmas, abre sus puertas en la zona de Palmas, en CDMX, y tiene la oportunidad de ganarse un nicho en tan reñida zona.
Pero es necesario llevar sus hervores a la justa medida en la que embriague nuestros sentidos.
Tiempo al tiempo....
Lapso
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