No lo esperábamos y evidentemente nos tomó por sorpresa.
La llegada a Vancouver planteó diferentes matices inesperados en el destino.
Uno de ellos fuera de toda previsión: El desfile callejero y cotidiano de autos de lujo en las calles de la ciudad.
La 1a muestra de ello la encontramos a pocos minutos de llegar. Muy cerca del hotel en el que nos hospedamos. Eran poco más de las 8 a.m. y a lo lejos oímos un motor que, de entrada, sonaba distinto a los habituales.
Vancouver City no es una ciudad grande. Sí tienes el ánimo adecuado y te gusta caminar puedes recorrerla en un par de horas de lado a lado. Lo cual te da un mejor panorama de la ciudad en sí y de las que cosas que tengas interés en conocer. El spotting de autos deportivos y exóticos es una agradable sorpresa que insisto; no esperábamos pero disfrutamos de lo lindo.
Porsche, Ferrari, Lexus, McLaren a la orden del día. Circulando alegremente en todo Vancouver. Para los aficionados a los autos las calles de Vancouver son un paraíso.
Caso curioso y sólo por contexto, la mayoría de los conductores de los autos deportivos eran asiáticos. Tiempo después entendimos la fuerte historia que comparten los diferentes publos asiáticos con Canada.
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