Además de ser conocido por sus beneficios para la salud, el aceite de oliva es uno de los alimentos más reconocido en la cocina, ya que sus propiedades organolépticas resaltan el aroma de la oliva y ofrecen una textura cremosa y delicada.
Los aceites de oliva se conocen cómo: extra virgen, virgen y convencional. A la hora de comprar un buen aceite lo más importante es el considerar sabor y la calidad, la calidad, depende de la aceituna y de la rapidez del proceso de elaboración.
Históricamente la producción mexicana de aceite de oliva ha sido muy baja, de 2002 a 2005 se produjeron tan solo 2500 toneladas.
Ello ha llevado a México a recurrir a las importaciones para satisfacer esta demanda, donde destaca España como principal proveedor con un 70% de las importaciones.
Son múltiples las propiedades saludables. Cuanto más virgen sea el aceite mayor es la concentración de sustancias como la vitamina E, el ácido oleico y los polifenoles.
La diferencia que existe entre variantes es la calidad de las olivas y el grado de acidez. El tipo extra virgen se utiliza para comer con pan, ensaladas, charcutería y humus o aderezos italianos. Mientras que el virgen se puede utilizar para cocinar, verduras, carnes, pescados o para preparar aderezos.
Entre los distintos aceites vegetales, el aceite de oliva es el único que se obtiene de un fruto fresco, la aceituna, fruto del olivo. Se obtiene de la primera extracción en frío de las olivas. Su color es verdoso intenso y su textura densa.
La ingesta diaria recomendada de aceite de oliva es de 3 a 6 cucharadas soperas, ya sea como ingrediente al cocinar, en ensaladas o por sí solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario