Ayer no tocó asistir a un ciclista que había sufrido una caída en un bajopuente. De lejos -desde donde vimos el percance- parecía qué sólo había sido una caída sin consecuencias graves.
Llegamos en menos de 30 segundos a ayudarle y la primera impresión se esfumó de inmediato. No podía respirar, hemorragia nasal, la mano derecha rota, raspones en brazos y piernas; y lo peor: un fuerte golpe en la cabeza que pensamos era el motivo de la sangre en el pavimento (más que lo de la nariz) pero, le retiramos la bicicleta (estaba con ella metida en el cuerpo), tratamos de ayudarle a respirar sin moverlo y ver que más podíamos hacer sin agravar su situación.
La impresión inicial de sólo ayudarle a incorporarse con raspones y moverlo del paso de los vehículos estaba fuera de lugar. No respondía y sus ojos en blanco. No reaccionaba salvo la lucha por respirar. Pasados unos minutos logró estabilizar su respiración sin recuperar la conciencia. No respondía a las preguntas y su cuerpo permanecía inerte.
Nos ayudaron un par de automovilistas a llamar a los servicios médicos y a la policía. Creemos que eso ayudó a que el auxilio llegará más rápido. Tal vez 6-7 personas llamando para solicitar el apoyo.
Llegó primero la policía pero sin poder hacer médicamente nada. El chico de la bicicleta seguía igual.
A la espera de la ambulancia y ya con la seguridad de que algún despistado nos fuera a atropellar seguíamos con el accidentado. Respirando mejor pero igual, sin responder a estímulos o preguntas.
Al arribo de la ambulancia les contamos lo que percibimos, las lesiones que nos parecía que tenía y cual había sido su respuesta a los múltiples llamados.
Nadie lo había aventado o atropellado. Venía sólo de bajada en el bajopuente y la bicicleta parecía que le había jugado una mala pasada.
Había sido una tremenda caída. Las consecuencias realmente eran muy fuertes.
Con ellos a cargo pudimos ver el golpe que lo había dejado en jaque: lado izquierdo superior de la cabeza.
Resultado: traumatismo craneoencefálico.
La mano rota, el golpe del cuerpo con la bicicleta, las raspaduras y lo más que pudiera tener podría haber sido no poca cosa pero manejable. Lo delicado como siempre: la cabeza.
Un casco le podría haber ayudado en esa caída.
Lo dejamos a cargo de los paramédicos y la policía.
Al momento de (en presencia de los paramédicos y la policía) intentar hurgar entre sus bolsillo alguna identificación, los paramédicos encontraron un celular, se intentó desbloquear para llamar o localizar a algún familiar. Sin éxito. En la bicicleta había también un bolso para pertenencias: vacío.
No había nada para ubicar a algún familiar.
El chico había tenido un desafortunado accidente y no había a la mano nada para poder ayudarlo de la mejor manera.
Donde se encuentre esperamos de corazón que el accidente no tenga consecuencias graves para él.
Pero fuertemente nos gustaría añadir algo.
Si utilizan bicicleta o motocicleta USEN CASCO DE PROTECCIÓN y LLEVEN CONSIGO UNA IDENTIFICACIÓN.
Información de a quién llamar en caso de emergencia.
Cuidarse nunca está de más.
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