Después de un par de meses de contingencia nos encontramos hoy, mitad junio, con la mitad de los estados en semáforo naranja. Lo que sea que esto signifique.
La nueva anormalidad nos encontrará en un esquema por demás bizarro. Con un escenario digno de una película de Luis Buñuel.
Lo cierto es que es pesado salir de ese extraño estado de somnolencia-terror-psicosis que el covid-19 nos ha traído.
Pero "salir", en sentido figurativo y práctico, no va a ser cosa de mojarse la cara y echar a andar.
Sigo sin entender esa urgencia por exponerse a un mundo que a todas luces está enfermo.
Y real o no.
Fingida, provocada, real o ficticia, la situación no está para mirarla con ligereza.
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