En el olvido, el desprecio y la indiferencia.
Así transcurren los días para los siempre imponentes Atlantes de Tula. Reducidos a la modernidad de la selfie y las redes sociales. Lejos de sus momentos de gloria en la cultura Tolteca y totalmente absorbidos por un entorno urbano indiferente que tiende a mirar hacia otras latitudes y otras preferencias.
Ubicados en lo alto del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli, y según diferentes estudios, concebidos originalmente como soportes para el techo del templo; los Atlantes de Tula y la Zona Arqueológica del lugar ven pasar los días en la monotonía del olvido y rezago al que se le tiene a la Zona Arqueológica y Museo de Sitio de Tula.
El Palacio Quemado y el Juego de Pelota quedan como meras curiosidades de la zona.
La modernidad (como a tantos otros sitios y bellezas en el mundo) los ha ubicado en esa categoría infinita de la indiferencia y el olvido.
Pero la mano de la diferencia no está sola. Las instalaciones del lugar, el museo de sitio y las ruinas en sí; se acompañan del marcado desprecio que las autoridades correspondientes tienen para Tula.
Dice la canción que: No hay más muerte más cabrona que quedarse en el olvido
Curiosamente, al final del recorrido, una vendedora de frutas, en su pequeño diálogo con otro vendedor del lugar lo resumió mejor:
-Vámonos. Hoy no hay nada
Dijo el vendedor
-Vámonos. Dijo la vendedora. Esto está para llorar
Fuimos un domingo. Saque usted sus propias conclusiones.
Cómo llegar: Para llegar se toma la Autopista No. 57, desviándose en el kilómetro 77 hacia la ciudad de Tula de Allende. El acceso a la zona arqueológica se encuentra bien señalizado. Del centro de Tula es posible tomar transporte colectivo que permite arribar a la entrada de la zona. El colectivo transita en dirección a Actopan, Iturbe o Santa Ana.
Horario: Lunes a Domingo de 09:00 a 17:00 horas.
Cobro de acceso: 75 pesos
No hay comentarios:
Publicar un comentario