A casi 500 años de su existencia, el misionero Vasco de Quiroga está presente en la vida de todo michoacano a través de su legado que ha permeado la vida social, cultural, académica, económica y artesanal, así como en la arquitectura y hasta en la traza urbana de muchos pueblos del Estado de Michoacán.
Esta ruta turística se proyectó siguiendo los pasos del ilustre misionero, y abarca la zona lacustre de Pátzcuaro y la meseta purépecha, en cuya riqueza natural y cultural, destacan su arquitectura, fiestas y tradiciones, artesanías, leyendas, gastronomía, y la belleza de una región rica en bosques, lagos y montañas.
Santa fe de la Laguna es un pueblo purépecha que se ubica en las inmediaciones del Lago de Pátzcuaro, a 10 minutos de Quiroga; se distingue porque en 1533 Vasco de Quiroga fundó el primer hospital-pueblo que tuvo Michoacán, siguiendo la utopía de Tomás Moro de “una sociedad ideal”.
El lugar resguarda la mayoría de los rasgos culturales que distinguen a los purépechas. La lengua, la indumentaria, costumbres y tradiciones son parte de la vida cotidiana que se desarrolla a lo largo de sus calles empedradas y en el interior de las sencillas casas de adobe y teja.
La plaza principal permite visualizar placenteramente el paisaje rural apacible, propio de muchos pueblos en la región lacustre. A unos metros se alcanza el atrio de la parroquia, en él, lo primero que resalta es una cruz que conserva desde hace siglos el sincretismo de los elementos artísticos y religiosos de dos culturas. La iglesia es sencilla pero evoca solemnidad, fue edificada en el siglo XVIII y remodelada en el XIX.
Entre las labores que desarrollan los habitantes de Santa Fe de la Laguna, destaca la producción de artesanías. La alfarería típica de Santa Fe es el barro vidriado negro, aplicando las técnicas de pastillaje y bruñido para darle los acabados. Las piezas más representativas son los candelabros, la virgen de la salud, las poncheras y los copaleros, que tradicionalmente adornan los altares de Noche de Muertos.
En los portalitos, a la entrada del pueblo, casi junto a la carretera, se muestran diferentes tipos de artesanías en madera, fibras vegetales y barro. Destaca la tradicional alfarería en vidriado negro, que es característica de la región y ha sido ganadora de varios concursos artesanales en Michoacán.
ATRACTIVOS TURÍSTICOS
Templo parroquial de San Nicolás de Bari. Dedicado al Santo que recibía especial devoción por parte del Obispo Vasco de Quiroga. Del edificio que se construyó en el siglo XVI no queda nada. El que hoy se ve, parece ser del siglo XVIII.
Señor de la Exaltación. Una imagen de Cristo tallada en piedra policromada, ejemplar único en la región donde lo más común son los cristos de pasta de caña de maíz. Se ubica en el Templo Parroquial.
Hospital y Capilla del Hospital. No queda nada del edificio primitivo que fundó en 1534 Don Vasco de Quiroga. El edifico actual se construyó hacia 1896, sin embargo el original debió ser muy semejante. En la capilla los semaneros y semaneras guardan celosamente la tradición de atender el aseo del inmueble y ornamentar profusamente con flores las imágenes colocadas en muebles especiales para llevarlas en andas.
Artesanías. Se trabajan la alfarería vidriada, la cerería, barro a la alta temperatura, bordados y tejidos.
Tradiciones.
Noche de Muertos. Aunque la gente de Santa Fe no realiza la velación a los difuntos, coloca altares en las casas y en el cementerio. Además realiza una ceremonia especial para las personas fallecidas durante el año en curso. Se construye un altar en la casa de los deudos y durante toda la noche la gente del pueblo les lleva ofrendas y los familiares del difunto les ofrecen comida en agradecimiento por la visita.
Pueblos-hospitales
El 14 de agosto de 1531, a los seis meses de su llegada, Vasco de Quiroga escribe al Consejo de Indias pidiendo licencia para organizar pueblos de indios. En esos meses, había conocido su mala situación, y «teniendo siempre en cuenta la dignidad humana de los indios», escribe al Consejo proponiendo la creación de una institución original, que educara al indígena en una convivencia humana y sobretodo, cristiana.
El término hospital para ese entonces difería del término en la modernidad, ya que estos hospitales de indios fundados por Quiroga eran tanto pueblo para vivir, hospital y escuela como centros de instrucción misional, artesanal y agraria, y también, albergue para viajeros.
En 1532, deseoso Quiroga, de llevar sus proyectos a la práctica cuanto antes, sin esperar la respuesta a su carta, busca dos docenas de indios cristianos y de vida honesta, compra unas tierras a dos leguas de la capital, hace acopio de bastimentos para los indios que habían de dedicarse a la construcción de casas, levanta una gran cruz y funda así, su primer población indígena, dándole el nombre de Santa Fe.
Frente al pueblo, construye Quiroga un pequeño oratorio, para poder estar cerca de los indios. Allí ora, hace largas lecturas meditativas, estudia el náhuatl y escribe los sermones que se habían de leer en la iglesia.
La original experiencia de Santa Fe va adelante con gran prosperidad y llega a contar 30.000 habitantes, a la vez que dio oportunidad de que miles de indios recibieran el bautismo, constituyeran cristianamente sus matrimonios, se hicieran ordenados y laboriosos, aprendieran a practicar con devoción las oraciones y penitencias ahí aprendidas. De la misma forma, el Hospital – pueblo sirvió para acoger a los indios que venían de lejos a intercambiar sus productos y al recibirlos se les convertía y adiestraba en todo lo anterior, lo que servía para que ellos al llegar a sus tierras llevaran la noticia de aquel pueblo admirable.
A la fecha, el pueblo de Santa Fe continúa guardando un celoso respeto por las enseñanzas de Vasco de Quiroga, como la mayoría de los pueblos que él organizó manteniendo viva la historia y su legado.
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