Wakanda Forever dura poco más de dos horas. Pero me parece que la historia podría haberse contado en menos tiempo.
La duración de la película y el ritmo de la misma vuelven, a momentos, lenta la narrativa.
Una vez más Black Panther parece un tie-in a lo venidero en la fase siguiente de Marvel. Que podría no ser poco y de lo cual Namor es sólo la punta de la lanza. Las obvias implicaciones mutantes pero también la introducción a los Fantastic Four...
Pero la producción y puesta en escena de Wakanda Forever tendría de inicio varios problemas por sortear: el deceso de Chadwick Boseman, el evidente cambio en el script del momento, el reemplazo del personaje de Black Panther, la crisis mundial con la pandemia del Covid, el accidente de Letitia y el ajuste de fechas en el calendario de toda la fase correspondiente de Marvel.
Un mar de lágrimas todo el asunto.
Tanto así que esto, evidentemente, establece el tono de la película. De principio a fin el homenaje a Boseman se vuelve el hilo conductor en Wakanda Forever. La introducción (y contextualización) de Namor es un diálogo entre dos individuos (que a su vez representan a dos naciones) sobre el que se desarrolla la historia. En un contrapunto emocional la ausencia de Boseman (Black Panther) le permite a Ramonda (Angela Bassett) una excepcional actuación.
Y las dos horas y pico de Wakanda Forever transcurren en esa dinámica: Nostalgia, tristeza, un poco de acción, más nostalgia, más tristeza y la lucha entre dos naciones que podrían ser muy similares...
El tono final de la película confirma lo dicho. Tristeza por la partida de Boseman como Black Panther y las bases para lo siguiente en el esquema general de las cosas en Marvel.
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