No es algo que no supieramos.
Ciertamente los restauranteros lo deben de conocer y manejar de manera consciente hasta cierto punto. No todos, claro; pero es evidente que la música y el nivel de la misma juegan un factor importante a la hora de sentirnos bien recibidos.
En reciente artículo en The Telegraph el profesor de Oxford Charles Spence es más categórico: "el ruido demasiado fuerte puede suprimir nuestra habilidad para saborear" de igual manera oír música que podría gustarnos incrementa nuestra percepción de gozo.
“Loud noise can suppress our ability to taste. Liked music means we will enjoy whatever we are tasting slightly more than if disliked music is playing”
Charles Spence es profesor de psicología experimental en la Universidad de Oxford.
Datos interesantes que nos indican que la música a alto volumen puede hacernos más difícil identificar la bebida que estamos consumiendo. Lo cual podría conducir a muchas personas a consumir de más. Evidentemente hay una influencia inducida para el consumo en el manejo de la música a nivel comercial.
Spence cree que algunos restaurantes están usando la música para alterar el humor del comensal (no se necesita ser científico para intuir eso). Así que sus notaciones van del soundtrack en los negocios de comida rápida para eso del "comes y te vas".
“You should keep music as unrecognisable as possible"
Interesante, pero cómo dije antes no es nada que no se intuyera, sólo que ahora podría tener respaldo científico. La teoría del color, de los sabores y demás cosas de mercadotecnia siempre son interesantes y reveladoras.
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