Fue al mismo tiempo una combinación de maravilla y sorpresa...la vista de Las Brisas Huatulco desde un Embraer ERJ 145 (50 pasajeros, con bebidas de cortesía en vuelo) de Aeroméxico nos ubicó de inmediato en el mood de la estadía.
La sonrisa se dibuja de inmediato en nuestros rostros. Las Brisas Huatulco maravilla desde las alturas.
Y basta llegar al aeropuerto para sentir de inmediato la calidez del lugar y de los pobladores. Sin exagerar. Un pequeño detalle en la programación del transporte aeropuerto-hotel se solucionó de inmediato gracias a la amabilidad de los prestadores de servicio del aeropuerto. Huatulco estamos en tus bellas manos.
Las Brisas Huatulco desde el aire. Embraer de Aeroméxico |
Huatulco se disfruta desde el primer momento.
Durante el recorrido en el transporte a Las Brisas Huatulco nos queda claro que Huatulco (pueblo) y Huatulco zona hotelera goza de una belleza sin igual. Armonía turística del lugar y sus pobladores siempre presente.
Llegar a Las Brisas nos ubica de inmediato también en la calidez del buen servicio del personal del complejo turístico y algo que a mí siempre me ha gustado de ellos y que además es un clásico que se agradece: la recepción a los visitantes con un cóctel de bienvenida. Check-in inmediato y cóctel en mano a disfrutar uno de los sellos de la marca: el transporte en carritos. Las Brisas Huatulco es un complejo hotelero montado sobre 20 hectáreas. Esta particularidad diferencía de inmediato a Brisas de sus compañeros de mercado. 20 hectáreas de instalaciones que invitan a entrar de inmediato a un mood de playa, de naturaleza y de atención constante al huésped. 20 hectáreas con actividades deportivas a tu elección, albercas, restaurantes y claro!!! bares en todas partes!!! Playa y bebidas?? sí por favor!!
Dividido en pequeñas villas Las Brisas Huatulco ofrece la oportunidad de caminar el complejo o bien solicitar un carrito para transporte. Cool! Me encantan los carritos, ya lo había dicho, pero nunca es suficiente hacer mención de lo lindo que es recorrer esas 20 hectáreas con la magnífica vista de la Bahía de Tangolunda.
Habitaciones con vista al mar. ¡y qué vista!
Obvio, las habitaciones ad-hoc. Con commodities que incluyen frigo bar con bebidas sin costo al cliente, cafetera, aire acondicionado, ropa de cama, etc.
Por cuestión de horario nuestro check-in fue prácticamente a la hora de la comida. Nuestro vuelo fue mañanero y evidentemente hacía un poco de hambre. La playa tendría que esperar...sólo un poco ^^
Era necesario comer. Y ¡sorpresa! el Restaurante Bellavista, haciendo honor a su nombre, nos ofrecía una magnífica y espectacular vista de la Bahía de Tangolunda. Disfrutar los alimentos de esa manera no es cosa de todos los días. Bahía de Tangolunda ¡gracias por existir!
El buffet del Buenavista daba todas las opciones gastronómicas posibles al comensal: sopas, carnes, ensaladas, bebidas, postres. Era cuestión de estirar la mano y empezar a disfrutar el menú. Prácticamente arrasamos con él. La bebida del día nos hizo ojitos, luego entonces era menester rendirle honores a tan bello detalle.
Pero evidentemente nosotros llegamos a 100, nos instalamos, comimos; y de manera inmediata nos preparamos a recorrer las dos primeras playas de Las Brisas Huatulco (tiene 4).
Bikini en mano (bueno, traje de baño en mi caso) y a sentir la arena de las playas, el mar y el oleaje de Tangolunda...
Una delicia...bueno, una más.
La temperatura del mar era exacta. La sonrisa se mantenía firme ante tanta dicha de vida. ¡A nadar señores! A disfrutar el oleaje, la sal del mar, la arena de la playa, las palapas del hotel, el servicio de los meseros (no hubo un momento donde nos sintiéramos desatendidos por ellos) y la gloriosa vista de la Bahía de Tangolunda.
Dos horas estuvimos remojándonos la panza y nadando...sí eso no es buena vida no sé qué lo sea.
Rack portavasos |
Aplausos por esta modalidad en el reciclaje de vasos
Un poco para sentirnos culpables de tanta dicha (o para bajar la comida y los tragos) recorrimos caminando dos de las playas con las que cuenta el hotel.
Grata fue la sorpresa de encontrar depósitos de recolecta para los vasos de los tragos. Caminar con trago en mano y tener dónde dejarlo una vez terminado este es algo que se agradece ¡siempre!
Dos playas, barandal de protección, áreas verdes, dos bares de playa, servicio de toallas et voila! dos albercas más!!! la primera semi olímpica (misma que no utilizamos ese día, sino el siguiente) y la segunda: piscina familiar con animador y música para los concursos. Perfecto. Era momento de convivir un poco con los demás visitantes de Brisas.
Quedamos muy cerca de los primeros lugares de los concursos. Blehh...perdimos, pero nos divertimos como enanos. Dentro de la piscina permanecimos hasta que nuestra piel parecía de gelatina haha.
En la piscina central. Con animador y música incluídos |
Pero era necesario caminar a la tercera playa de Brisas. Ahí fuimos testigos de una boda en la playa y una cena romántica. La boda en la playa por la tarde. La cena romántica por la noche. No, no eran las mismas parejas. Pero caray, de ver hasta daban ganas de cometer de nuevo el error de matrimoniarse!!
Poniendo pies en polvorosa ante el posible guiño de la vida y ya con un estómago reclamando alimentos, acudimos al segundo restaurante de Las Brisas Huatulco: Solarium. Éste especializado en grill y vinos. De aquí soy dije de inmediato. Y sí.
Bodegas Santo Tomás (1888) acompañó nuestra cena al lado del mar y al compás de las olas....
La vista de la pareja a la orilla del mar daba el marco perfecto para redondear la sensación de plenitud del día.
Las Brisas Huatulco nos tenía en sus manos...y era sólo el primer día...
El sonido de las olas nos arrulló...
Terminada la cena caminamos un poco sobre la playa. Sólo un poco, escogimos una palapa y un poco de mar en nuestros pies. El efecto fue mágico. La palapa nos dio cobijo...dormimos al lado del mar...
Agradecimientos especiales a Aeroméxico y Fuji Film Mx.
Agradecimientos especiales a Aeroméxico y Fuji Film Mx.
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